martes, 26 de abril de 2011

El Banquero de Almas (parte I)


En la profundidad del barrio de Las Sombras en Ankh-Morpork algo se agitó en la oscuridad, luego un chillido y todo volvió a ser normal, o al menos tan normal como puede ser un barrio en el que desaparecen almas con tanta facilidad como las bolsas de dinero que amablemente alivian de su peso los del Gremio de Ladrones a sus propietarios.

No muy lejos de allí, en un bar conocido por los pequeños detalles como el simple hecho de que al entrar allí pueden clasificarte como a) comida, b) victima de hurto, c) Roca, d) alguien con quien hacer negocios, hablo por supuesto del Tambor Remendado, se dio la circunstancia de que un hombre encontró en su bolsa de dinero un pequeño papel que decía “Vale por el alma de Ronny AlientoAjo”, lo cual no es muy normal ni siquiera en un mundo en donde la magia se estudia en la Universidad, en la Universidad Invisible concretamente. En dicha Universidad se encuentra el libro más poderoso que se conoce de magia, el Octavo, que alberga los ocho grandes hechizos con los que –según se dice- se creó el mundo. El Octavo se estremeció, arrugó su lomo como lo haría un felino cuando algo no le gusta, con la casualidad de que el Bibliotecario, quien pasaba por allí para inspección de rutina –buscando plátanos salidos de alguna realidad alternativa probablemente- y cuando vio aquello no tuvo más remedio que informar al Archicanciller:
-¿Y dices que arrugó el lomo?
-ook
-¿Cómo puede un libro arrugar el lomo?
-oook
-Sí, sería buena idea reunir al consejo…
-ooook!
-¿de verdad es necesario?
-oook!
-Hmmm, bien, si insiste llamaré también a Rincewind

En lo más alto de la más alta torre del edificio de estudiantes, estaba el dormitorio del estudiante más veterano que tenía la escuela; alguien aporreó la puerta con suma urgencia:
-Rincewind!!
-No estoy!
-Rincewind! Baje ahora mismo! Reunión del Consejo! El Archicanciller quiere verlo!
-Sigh… ¿por qué yo? Esta vez no he sido yo, lo juro!

Rincewind llegó al Gran Salón, donde la reunión del Consejo se había transformado en una gran comilona como ya era costumbre, pero con un matiz diferente… se respiraba preocupación, con un ligero toque de mostaza dulce…
-Ah! Rincewind… bienvenido. Tenemos una misión para ti… -el Archicanciller estaba condimentando su comida con Salsa Wow-wow, así que el aire de preocupación era ese: todos los demás miembros del consejo estaban apartados una prudente distancia de seguridad por lo que pudiera pasar –burbujeos, cambios de color, y pequeñas explosiones-
-Archicanciller, permítame recordarle que yo no soy un mago licenc…
-No hay problema! Tenemos un asunto…extraño, sí esa es la palabra, en Las Sombras…
-¿las Sombras? No sería un trabajo más adecuado para otra persona como… no sé… ¿tal vez la Guardia Nocturna? –dijo Rincewind con un pequeño temblor en su voz
-No hay de qué preocuparse Rincewind, considérelo como una actividad curricular, además es usted el único que sabe pedir ayuda en 42 idiomas… lo cual le será muy útil.
-Glups!
-Además… el Octavo ha sido quien le ha llamado, no yo. Ha fruncido el lomo –dijo el Archicanciller.
-¿Frunció el lomo? ¿un libro frunce el lomo y ya creen que yo soy su salvador?
-oook!
-Sí, sí, ahora se lo digo, tranquilícese Bibliotecario! – le dijo el Archicanciller al Bibliotecario, quien estaba empezando a ponerse nervioso por falta de plátano.
-El Bibliotecario me ha informado de que no ha devuelto usted todavía los libros de “Magia básica: el taumo y las palomas” y “Ars Magica examinandibus”. Ah, sí… y también me recordó que el asunto este de Las Sombras es para que investigue por qué las almas de las personas están apareciendo en unos vales canjeables… tenga una muestra, y procure no gastárselo en el Tambor Remendado.

[continuará]

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